Nuestra Historia con Turo: El Inicio de La Vida Frenchie
Turo llega al mundo en noviembre de 2019, un pequeño Frenchie que nos conquistó desde el primer momento con su carita tierna y su energía inagotable. En ese entonces, mi novio —quien hoy es mi esposo— y yo no teníamos idea de lo que nos esperaba. Con toda la emoción de tener un cachorro, cometimos el primer error: adquirirlo de manera impulsiva. Pensamos que el amor sería suficiente, pero la realidad pronto nos golpeó.
Vivíamos en un apartamento y hacía años que no teníamos perros. Los recuerdos de la infancia con nuestras mascotas eran lejanos, y con el día a día de nuestras carreras, no estábamos preparados para lo que significaba cuidar, educar y criar a un Frenchie. Los primeros meses fueron un torbellino de emociones. Justo cuando empezábamos a adaptarnos, la pandemia lo cambió todo.
Turo tenía apenas meses, y una de nuestras mayores preocupaciones era que no estaba socializando. Pensando que hacíamos lo mejor para él, contratamos un adiestrador recomendado por varios tutores. La idea era que en sus instalaciones Turo pudiera entrenarse y socializar con otros perros por un periodo corto. Sin embargo, esta decisión marcó un antes y un después.
El entrenador fue irresponsable desde el principio, y tras días sin recibir actualizaciones de Turo, algo no se sentía bien. Decidimos ir a buscarlo nosotros mismos. El perro que recogimos no era el mismo que habíamos dejado. Turo regresó a casa agresivo, desconfiado, hiperactivo y completamente traumatizado. Con personas, con perros, con todo lo que se movía. Las semanas que siguieron fueron de culpa, tristeza y, sobre todo, una inmensa sensación de haberle fallado.
Esa experiencia nos cambió como tutores. Empecé a buscar alternativas, a cuestionar métodos, y, sobre todo, a educarme. Aprendí de otros adiestradores, pero también me di cuenta de que debía formarme por mi cuenta para ayudar a Turo y, eventualmente, a otros tutores como nosotros.
No fue solo el comportamiento de Turo lo que nos enfrentó a desafíos. Como muchos Frenchies, especialmente los exóticos, Turo enfrentó una lista interminable de problemas de salud: alergias severas, problemas de piel, hemivertebra, cirugías, problemas oculares… parecía que no había descanso. Cada diagnóstico era un golpe, pero también un llamado a aprender más.
Hoy, Turo tiene 5 años, y aunque no cambiaría nada de lo que hemos vivido juntos, tampoco repetiría algunos de los errores que cometimos. No promuevo la reproducción de perros exóticos, y creo firmemente que como tutores, debemos ser responsables y críticos con nuestras decisiones.
De todo esto nace La Vida Frenchie. Este proyecto es mi manera de compartir todo lo que hemos aprendido, no solo de adiestramiento, sino también de salud, cuidado y amor por nuestros Frenchies. Hoy estoy aquí como adiestradora certificada y como alguien que entiende, de primera mano, los retos y las alegrías de tener un Frenchie.
Por eso estamos aquí. Para ayudarte, para que no te sientas solo en el camino, y para que juntos podamos darle a nuestros perros la vida que merecen. Porque ellos confían en nosotros, y nosotros debemos estar a la altura de ese amor incondicional.